Hace algunos meses estaba realizando una búsqueda en internet cuando me tope con una página web que se llama “lo que de verdad importa”; el nombre se sorprendió y decidí ver qué era lo que se contaba allí. Al entrar en la página vi que se trataba de una fundación que tiene como fin promover el desarrollo y la difusión de los valores humanos, éticos y morales universales fundamentalmente mediante el desarrollo de actividades culturales. Sus objetivos son la difusión entre los jóvenes de este tipo de valores mediante el apoyo a ongs, proyectos medioambientales, etc. Cada cierto tiempo organizan en diferentes ciudades españolas una serie de congresos en los que invitan a hablar a diferentes personas sobre aspectos relacionados con los valores humanos.
Indagando en las variadas conferencias encontré una exposición a cargo de Anne-Dauphine Julliand en la que relataba su experiencia (os animo a que veáis este vÍdeo tiene aproximadamente una hora de duración pero merece la pena) de vida y como afrontó las dificultades que le sobrevinieron. Esta periodista con una vida aparentemente perfecta (son sus palabras), casada y muy enamorada de su marido, con un buen trabajo y madre de dos hijos, vio trastocada su existencia cuando tras un período vacacional le diagnostican a su hija, Thais, de dos años una extraña enfermedad genética neurodegenerativa que le va a causar la muerte en poco tiempo, pero que en el transcurso de la misma va a producir una pérdida todas sus facultades sensoriales: vista, audición, parálisis progresiva…
En un momento la situación más idílica se trasmuta en el peor sueño.
Ante esta situación el matrimonio decidió dos cuestiones a tener en cuenta: en primer lugar se plantearon que fuera cual fuera la situación y como se encontrara su hija en un determinado momento de la evolución de la enfermedad ellos le iban a proporcionar todo el amor del que fueran capaces; en medio del dolor, de la angustia, ellos apostarían por expresar su amor para que la vida de su hija fuera feliz. Como segunda cuestión apostaron por vivir cada segundo, cada minuto, cada día como si fuera el último, viviendo el día a día plenamente y llenándolo de lo que verdaderamente es importante. El testimonio en medio de tanta dificultad es escalofriante a la par que emocionante, lleno de ternura y de decisión. La periodista cuenta toda esta experiencia en un libro que ha titulado con gran precisión “Llenaré tus días de vida”.
Tras ver el vídeo me asaltaron algunas preguntas: ¿Estoy dando a los que me rodean todo el amor de que soy capaz para hacer sus vidas más felices? Y ¿estoy viviendo mi propia vida de forma plena, disfrutando de la misma a pesar de todos los sinsabores y dificultades que me depara, pero también exprimiendo todo aquello que hay de bueno, de agradable cada día? Recordé que hacía unos pocos días había leído en mi biblia el pasaje “Por tanto, tened cuidado como andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Así pues, no seáis necios, sino entended cuál es la voluntad de Dios. Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu” (Carta de Pablo a los Efesios 5:15 a 17).
De una manera sencilla pero clara Dios me dio respuesta a las preguntas que me planteaba. Que importante en la vida es ser sabio (en el buen sentido de la palabra), ser capaz de tomar las decisiones adecuadas en cada momento, ser capaz de afrontar las dificultades con una mente clara y con equilibrio. Este texto alude a que los días son malos (en aquel tiempo como ahora la vida no es sencilla ni fácil) y que es necesario aprovechar bien el tiempo y nos brinda un camino para ello: conocer, entender para cada una de nuestras vidas cual es la voluntad de Dios, que desea él que hagamos, en qué lugar y situación nos quiere tener y comportarnos y vivir de acuerdo a esas indicaciones. Es curioso que el escritor de este texto haga una comparación entre estar borracho y ser lleno del espíritu pero creo que el símil es interesante; cuando uno está borracho vive de acuerdo a la borrachera, generalmente es capaz de realizar cosas que estando cuerdo no haría y nada se le pone por delante; así si estamos llenos del espíritu viviremos de acuerdo al espíritu y nos conduciremos de acuerdo a lo que él nos indica.
Para finalizar solamente plantearos de nuevo las preguntas que me hacía al principio de este texto ¿en tu vida cotidiana, en tu trabajo, en el trato día a día con tus pacientes estás haciendo todo lo posible para hacer más llevadera y más feliz la vida de los que te rodean? ¿estás añadiendo días de vida (de calidad) a esos enfermos que cuidas? ¿estás aprovechando bien el tiempo porque los días son malos o simplemente los dejas pasar? Teniendo en cuenta que el tiempo es el recurso más precioso que tiene el hombre a la par que el más limitado, deseo que esta pequeña reflexión te ayude a enfocar de otra manera tu cotidianidad, a ser sabio y llenar tus días de vida con aquello que es realmente importante.